Salvemos Sanxenxo

20 fevereiro 2007

A continuación incluimos un anonimo recibido dende unha república bananeira moi lonxana.

Estimado promotor:

Me gustaría hacerle entender que usted tiene una visión muy parcial de la situación urbanística local, y no me equivocaría si afirmase que más que parcial es interesada.

No le reprocho su interés económico pero si me tiene que reconocer, aunque sea en la intimidad, que hay una clara diferencia entre lo que es una actividad licita como el negocio inmobiliario a lo que es la actividad al margen de la legalidad en la cual la corrupción impera en mayor o menor medida, aunque en los últimos tiempos parezca generalizarse este tipo de actividades o más bien a algunos les interesa extender esa falsa idea creando la consigna de tonto el último.

Estas actividades al margen de la ley a las que me refiero se pueden agrupar en dos grandes bloques: por un lado las construcciones ilegales y por otro las dádivas a cambio de favores de funcionarios o cargos públicos para digamos bendecir las bondades de dichas construcciones.

Pero si bien esto existe me atrevo a decirle que para gran parte de nuestra colectividad es algo inaceptable de quien esta siendo alimentado por nuestros impuestos, que aparte de contribuir al descrédito del estado democrático, desde hace ya bastante tiempo es un claro delito penal castigado por la justicia. Quizás la paradoja está en que muchos que practican habitualmente estos métodos con total impunidad llegan al absurdo de creerse legitimados para ello, aunque no vamos a recordar de nuevo aquellas famosas bolsas de basura ni en especial la trayectoria profesional de algun valiente técnico local.

En todo caso no afirmo que usted se haya abandonado a estas prácticas pero la inocencia nos la hemos quitado todos hace mucho tiempo, usted me entiende.

Como todos conocemos estas dádivas van desde la inocente cena a portes pagos, la inofensiva cesta de navidad, el algo menos inofensivo Rolex o Cartier de oro, pasando por las muy efectivas contraprestaciones monetarias, para terminar en la mas que habitual contraprestación en lo que podemos llamar bienes inmuebles, supongo que también recuerda aquel 30% de los pisos ilegales para un tal Roca. Creo que me comprende perfectamente cuando se desprende de sus palabras que 50 millones de las antiguas pesetas son un primer precio, que me plantea como razonable, para empezar a disolver las supuestas trabas que parece achacarle a quién no tiene responsabilidad alguna de la situación que tanto le molesta.

De todos es conocida la cultura del denominado “progreso” una falacia tan enquistada en la mente de nuestros gobiernos locales. Pero creo, y me parece estar en lo cierto, que para la mayoría de los ciudadanos honrados no existe tal “progreso”, sino todo lo contrario.

Es más le diría que progreso social sería mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, que los planes urbanísticos se redactasen para beneficio de los ciudadanos y no para legalizar barbaridades, enriquecer a funcionarios públicos, políticos corruptos, promotores y constructores sin escrúpulos y técnicos mercenarios, como está ocurriendo en este pueblo, quizás sea una utopía esperarlo de nuestros gobernantes, pese a ello en ningún caso es admisible que mediante estas prácticas se empeore las condiciones de vida de los vecinos con la proliferación de construcciones ilegales y paralegales a cualquier precio.

Ese malentendido “progreso” solo se mide en toneladas de hormigón colocado sin respeto por el entorno, resumido en un sinfín de mala o pésima construcción que en la realidad esta muy alejado del urbanismo y arquitectura.

Evidentemente su negocio es necesario como otros, y claro que debe ser lucrativo para usted, pero la avaricia no debe cegarles como esta sucediendo. Ustedes deben participar en la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos en la medida que acordemos los ciudadanos residentes en el pueblo, por ello el Plan Urbanístico del pueblo debería ser el reflejo de lo que la ciudadanía necesita, no de lo que los promotores y políticos interesadamente desean. En ningún caso es lícito redactar planeamientos a espaldas de los ciudadanos, y engañarlos con falsos paraísos económicos y rápidas plusvalías inexistentes. Pero claro de nuevo me alejo de la realidad y vuelvo a la utopía.

Supongo que a estas alturas ya se habrá hecho una idea de porque le comentaba que su visión me parecía ciertamente parcial, pero intentare ser algo más explicito dentro de mi torpeza.

Usted como todo buen ciudadano antes de egoístamente exigir prebendas debería ponerse en la piel de los demás a los que achaca un comportamiento tan deleznable, evidentemente su visión esta claramente forzada porque supuestamente se ve perjudicado por quién está exigiendo el respeto de sus derechos en lo que a veces dudo sea un Estado Democrático.

Si por un momento fuese capaz de ponerse en la piel de los demás, quizás sería capaz de valorar lo que para usted son asuntos de los que “no sabe nada” y o mas bien poco o nada le interesan, y que si han llegado a sus oídos es por la incomodidad que ha supuesto en su actividad. A usted poco le interesa que ciertos empresarios inmobiliarios se sirvan de las prebendas que antes mencionaba, usted afirma que no las practica y yo no voy a cuestionarlo, pero la sombra de la duda gravita sobre muchos, en algunos casos mas allá de la duda razonable, solo hay que ver los volúmenes salvajes que presentan algunas construcciones.

Si usted y otros se quitasen el velo en los que han envuelto su actividad económica podrían ver como en no pocos casos algunos de sus compañeros de profesión, usted no por supuesto, se dedican sin escrúpulo alguno a pagar las voluntades de funcionarios y cargos públicos. Esto sucede con total impunidad gracias a una corporación local totalmente corrupta dispuesta a saltarse la ley con premeditación y alevosía, es a lo que usted le cuesta tanto entender pero que sin duda es la cruda realidad.

Para que usted lo pueda entender mas sencillamente para que un individuo se gane en total poco mas de unos miserables 100 millones de las antiguas pesetas mediante la venta de una rastrera promoción inmobiliaria ilegal (me reconocerá que esa cantidad es miserable hablando de negocios inmobiliarios), se paga a funcionarios y cargos públicos para que se le autorice en una actuación puntual y escandalosa a contribuir alarmantemente a destrozar los valores históricos, artísticos y paisajísticos de un pueblo y a degradar el valor de la propiedad y su bienestar al conjunto de vecinos directamente afectados, claro que como instrumento siempre hay algún mercenario mal llamado arquitecto dispuesto por míseras cantidades a firmar y trapichear cualquier engendro por muy ilegal que sea. Y pese a ello ahora los políticos locales están dispuestos a legalizar a toda costa dicha barbaridad. Quizás deba de ponerse en contacto con tales individuos que uno no alcanza a adivinar que podrían llegar a hacer por esos 50 millones de los que me hablaba.

Finalmente decirle que usted se ha equivocado totalmente de culpables, como ocurre no pocas veces en esta sociedad esta achacando la culpabilidad a las víctimas en vez de a los verdugos. Usted en parte es una víctima más de las arbitrariedades de un gobierno local carente de la más mínima formación, respeto por los ciudadanos y por las leyes, pero quizás en mayor medida es una víctima más de la desmedida avaricia que impera en nuestra sociedad hoy en día y de la cual se ha contagiado gravemente.

Le animo a exigir legalmente sus derechos, en la medida que así sean, reclamando a los verdaderos causantes de sus males, pero en ningún caso criminalice al resto de ciudadanos que honradamente intentamos defender nuestros derechos.

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